El mundo del internet, así como cualquier otro mundo social o de interacción social, requiere de control y equilibrio en su uso, de lo contrario las personas usuarias estarán expuestas a diversos tipos de ataques cibernéticos. Si bien es físicamente imposible ejercer violencia física a través de RRSS, la violencia psicológica se vuelva la principal herramienta negativa.

A nivel general las RRSS comparten una serie de características que las convierten en sitios ideales para que personas mal intencionadas se desenvuelvan libremente. Entre ellas están:

Anonimato: Si bien un perfil requiere de una identidad, en internet dicha identidad puede ser falsa, con información inventada o robada.

Deshumanización: Este fenómeno social se da cuando a una persona o grupo social se le quita o despoja su humanidad para justificar o facilitar la violencia hacia dicho grupo. En internet este fenómeno se da con mayor facilidad al no tener a una persona directamente al momento de comunicarnos, sino que tenemos un perfil. De esa forma el lenguaje hiriente se vuelve más común en internet.

Consecuencias no Visibles: Al no tener a la persona víctima de violencia de forma presencial o siquiera conocerla, la violencia se facilita ya que la persona agresora no visibiliza las consecuencias de sus actos disminuyendo considerablemente la posibilidad de auto-crítica y por ende, de algún cambio positivo.

Bajo esas características se pueden dar diversos tipos de violencia psicológica, en esta oportunidad nos referiremos al ciber-acoso.

El acoso cibernético o ciberbullying es el acto de humillar, amenazar, avergonzar, intimidar, en síntesis, ejercer algún grado de violencia psicológica a través de internet durante un tiempo sostenido hacia la misma persona o grupo social.

Es una definición similar a la que se utiliza para describir acoso escolar o bullying porque comparten la misma base. Una persona o grupo social por circunstancias personales o sociales ejerce de manera constante y reiterada acoso a otro por diversos motivos. La diferencia es que el internet y las redes sociales comparten características que facilitan el acoso como revisamos anteriormente.

Las personas que sufren de acoso comparten características similares a quienes sufren de acoso físico. Entre ellas se encuentran las siguientes:
Retraimiento social: las personas que sufren de cyberbullying tienden a ocultarlo. Estadísticas muestran que el 75% de los jóvenes no denuncia acoso en internet. No confundir con introversión.
Aislamiento social: existe una tendencia a aislarse cuando los casos son más graves. Las personas hacen esto para ocultar aún más la violencia que sufren.
Desregulación emocional: el impacto en el mundo interno suele ser tan grande que tienden a ser sensibles a cambios en sus emociones y por tanto, reaccionar de forma impulsiva.

En internet, cualquier persona puede acosar a otra o a un grupo social. No se requiere de fuerza física para ello, dado que detrás de un perfil una persona puede fingir ser cualquiera. Por lo que si sospechamos que alguna persona en nuestro entorno o conocida ejerce acoso cibernético, debemos poner atención a lo siguiente:
Presencia de más de una cuenta por red social: es muy común que personas no utilicen su perfil real para ejercer violencia en internet. Esto excluye cuentas dedicadas a perfiles comerciales o administración de paginas misceláneas.
Secretismo: una persona que ejerza violencia en internet tiende a ocultar con energías cada cosa que hace en redes sociales. No confundir casos de cuidado por la privacidad o introversión.
Personalidad: orgullo, sensación de poder o superioridad, carencia de auto-critica, validación por la propia conducta disruptiva y poca empatía, son algunas de las características que comparten personas que ejercen acoso cibernético.
Muchas veces las víctimas de acoso en la vida cotidiana lo son también en internet y quienes realizaron bullying tienen una alta probabilidad de ejercerlo en RRSS e internet.